jueves, 28 de julio de 2011

Tan sencillo como...

“En esta playa al amanecer no hay gaviotas. No hay ruidos. La marea se retira.

-A veces el océano me recuerda a un enorme perro azul- dice Faye, mirando el mar. Julie le pasa un brazo a Faye por los hombros desnudos.(...)

Julie acaba de levantar la mirada:
-¿Qué has dicho?
Faye la mira, impávida, y niega con la cabeza.
-Estabas hablando de poesía.
-Julie sonríe y le toca la mejilla a Faye.
Faye enciende un cigarrillo en medio del viento.
-Nunca me ha gustado. Da demasiadas vueltas. Incluso cuando me gusta no es más que una manera retorcida de decir algo obvio, creo yo.
Julie sonríe. Hay una separación entre sus incisivos.
-Bravo-dice-. Pero piensa que hay realmente poquísima gente que tenga el instrumental necesario para tratar con lo obvio.(...)

Una vez me preguntaste cómo entendía los poemas- dice, casi en un susurro- Y también me preguntaste si nosotras, lo nuestro, de qué dependía para existir. ¿Eh, cariño?. Levanta la cara de Faye, poniéndole un dedo debajo de la barbilla- ¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas del mar? ¿De nuestro mar al amanecer, de cómo nos gustaba? Nos gustaba porque era como nosotras, Faye. Aquel océano era obvio. Todo el tiempo estábamos buscando algo obvio.- Le pellizca un pezón tan suavemente que Faye ni siquiera se da cuenta- El mar sólo es el mar cuando se mueve -susurra Julie-. Las olas son lo que distingue al mar de un charco muy grande. El mar no es nada más que sus olas. Y todas las olas del mar terminan chocando con lo que ellas mismas empujan y rompiendo. Todo lo que estábamos mirando durante todo el tiempo que estuviste haciendo preguntas era obvio. Era obvio y era un poema porque éramos nosotras. Mira esa clase de cosas, Faye."

David Foster Wallace, de Animales Inexpresivos, en La niña del pelo raro.

LLuvia

Estoy en la playa
Y tú no estás.
Permaneciste en casa
Dejándome jugar
Sola con la arena.

Las gotas de lluvia
golpean mi rostro y mis hombros.

Soñé contigo anoche.
Retornaba de una larga caminata
a través del bosque al amanecer.
El rocío estaba trenzado en la niebla.

Y cuando entré
Fuiste como un rayo de sol-
saludándome con calidez y cuidado y café.

Lola Koundakjian

Imagen, Annette Pehrsson

Mariposas

En el medio de nuestros platos de potaje
había pintada una mariposa azul
y cada mañana jugábamos a quién llegaba primero a la mariposa.
Entonces la abuela decía: 'No coman a la pobre mariposa'.
Eso nos hacía reír.
Ella siempre lo decía y siempre nos hacía reír.
Parecía un pequeño chiste tan dulce.
Yo estaba segura de que una hermosa mañana
las mariposas saldrían volando de nuestro platos
soltando la risita más diminuta del mundo
y se posarían en el gorro de la abuela.

Katherine Mansfield

Imagen, Tessa Bunney

martes, 19 de julio de 2011

lunes, 18 de julio de 2011

Las empedernidas y las inexorables...

la vida va demasiado rápida y el olvido es lento. la simiente, aquella mañana donde tu mano tomó la mía, se estableció el amor, la espalda encorvada cuando te vi escribiendo en la penumbra de nuestra habitación, qué trágica soy, pero cuando hablábamos de estas criaturas perdidas en los campos de los sentimentalismos literarios, reíamos de puro placer, y veíamos con cariño la característica de los seres desplazados, es sólo que nos desplegamos a la necesidad del corazón. como en Las Palmeras Salvajes, entre la pena y la nada, elegimos la pena. y entre lo que está bien y lo que está mal, elegimos lo que está mal. y por eso es todo como ese sol de medianoche sublime y tan doloroso sin coraza. todo lo que quiero es acariciarte. si no sueño ¿tendré un destino mejor?, porque he visto que no existe destino para mis sueños, ni sacrificios ni libertad sirven. soy autodestructiva. y si ya estoy destruida? si ya me he destruido, me podré entregar de nuevo? he pensado que los viajes de mi vida, iluminados sólo con la brújula del corazón, han extralimitado un espacio donde la vías ya no llegaban a ningún sitio. como un vagabundo soñando sobre un gran glaciar a la deriva. posibilidades de amor tropezando con vidas inamovibles. pero en el camino todo el frenesí lo vivo en carne viva, y luego mis brazos quedan heridos, y mi cabeza que estuvo en tu regazo no puede olvidar…

Imagen, Deborah Paauwe

La empedernida...



Puedo, podría, debo


Si me dices por qué el pantano

parece infranqueable, entonces

te diré por qué pienso que

puedo atravesarlo si lo intento.


Marianne Moore


Imagen, Deborah Paauwe

Micah P Hinson

Ironías...

“...¿Cómo es que la ironía, la irreverencia y la rebelión no resultan liberadoras sino debilitadoras en la cultura sobre la cual intenta escribir la vanguardia actual? Una pista puede encontrarse en el hecho de que la ironía sigue con nosotros, más fuerte que nunca después de ser durante treinta años el modo dominante de expresión sofisticada. No es un modo retórico que envejezca bien. Tal como dice Hyde: “La ironía solamente se puede usar como emergencia. Prolongada en el tiempo, es la voz de los encerrados a quienes ha llegado a gustarles su celda”. Esto es porque la ironía es casi exclusivamente negativa.

Resulta singularmente poco efectiva cuando se trata de construir algo que sustituya a la hipocresía a la que desacredita. Es por eso que Hyde tiene razón cuando dice que la ironía fatiga. Los ironistas son divertidos en una fiesta pero siempre me separo de ellos como si me hubieran practicado varias intervenciaones quirúrgicas. Si todo se llena de sofisticado agotamiento sardónico uno se siente vacío y casi...oprimido.”

...la ironía nos tiraniza. Es poco satisfactoria porque resulta imposible que un ironista se defina. Cualquiera que tenga la desfachatez herética de preguntarle a un ironista qué piensa en realidad, termina pareciendo un histérico o un mojigato. Mark Leyner y su libro “My Cousin, My Gastroenteroligist”. Es un compuesto, (...) envuelto en una ironía infatigable diseñada para lograr que su tono resulte irreverene en lugar de repelente.”

David Foster Wallace, “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Ensayos y opiniones”.