viernes, 20 de diciembre de 2013

Carlo (1849-1866)


 "Mi desgreñado Aliado"

- Emily Dickinson a TW Higginson, febrero de 1863 

Carlo fue el regalo de Edward Dickinson a Emily, su hija mayor, en el otoño de 1849. Su perro era el que siempre la acompañaba en las largas caminatas que disfrutaba en los bosques y campos de Amherst. Un Terranova marrón de pelo rizado. (Una vez ella, en broma envió uno de los rizos rojizos del perro a un amigo diciendo que era el suyo propio). Carlo fue adquirido a  los Huntington, amigos de la familia que tenían perros de esa raza en su granja en el río Connecticut en Hadley. Parece ser que Dickinson puso a su perro Carlo después de conocer a través de su novela favorita “Jane Eyre” al viejo y fiel Carlo, perro de St. John Rivers.

Emily Dickinson escribió muchas veces sobre su "cómplice mudo". Habló de Carlo en varias docenas de cartas y en algunos poemas, generalmente con tierno sentido del humor, y siempre con cariño y respeto. En abril de 1862, presentó a su amigo Carlo a Thomas Wentworth Higginson, por carta: “Usted pregunta por mis compañeros, las Colinas - Señor- y el Atardecer - y un Perro - tan grande como yo que mi Padre compró para mí - Ellos son mejores que las Personas - porque saben - pero no dicen - y el ruido en el Estanque, al Mediodía - que supera a mi piano.”

Cuando Carlo murió aproximadamente a los 17 años en enero de 1866, Dickinson anunció su muerte en una carta escueta a Higginson:

Para T.W Higginson                     

          Carlo murió-

                      E. Dickinson

              ¿Quisiera Usted instruirme ahora?  



El perro de Emily Dickinson había sido su compañero predilecto, y nunca más tuvo otro.

 Meses más tarde, todavía siente su ausencia. En otra carta a Higgison le dice que añora a Carlo y añade un poema,


Dicen que “El Tiempo todo lo cura” –
Pero nunca ha curado –
Un sufrimiento real se hace más tenso
Como sucede a los Tendones con la edad –

El Tiempo es la Prueba del Desasosiego –
Más no el Remedio –
Y si tal cosa prueba, también prueba
Que no hubo Enfermedad – 
    

Los vecinos de Amherst describieron a Dickinson paseando con su perro. Uno de ellos recuerda una vez, de niño, escucharla decir junto a su "gran perro": "Gracie, ¿sabe usted que yo creo que el primero en llegar y saludarme cuando me vaya al cielo será este querido, viejo amigo y fiel Carlo?” 

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